En la famosa ruta del Tren de la Nariz del Diablo, entre curvas imposibles y paisajes que quitan el aliento, se esconde una leyenda oscura que le da nombre al trayecto. Un pacto. Un túnel. Y una deuda que aún no ha sido pagada. 👹🚂
Un tren imposible
A finales del siglo XIX, construir una vía férrea entre la costa y la sierra parecía inviable. El tramo entre Alausí y Sibambe era especialmente difícil: una montaña vertical, sin espacio para zigzaguear. Se decía que solo el diablo podría ayudar a construir semejante obra.
Y así fue como nació la leyenda: el ingeniero encargado del proyecto, desesperado por los constantes derrumbes y muertes, hizo un pacto con el Diablo. A cambio de terminar el tramo, debía entregar el alma del primer pasajero del tren.
La curva maldita
Desde entonces, el tren avanza lentamente en la zona conocida como “Nariz del Diablo”, una pendiente casi vertical. Algunos maquinistas aseguran que ven sombras en los túneles, y que los frenos fallan justo en esa curva.
Aunque el tren ahora es turístico, el aire allí sigue siendo espeso. Cada silbido de la locomotora parece un lamento que recuerda ese oscuro pacto no del todo saldado.
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